La experiencia de tocaren el Quilmes Rock fue más que positiva. Fuimos a River con la famosa expectativa cero: quizás la experiencia del Pepsi anterior, en septiembre, fuera clave para que no sobredimensionáramos las cosas. Habíamos ido al Pepsi ilusionados, pero nos encontramos con un escenario marginal y con poca gente, con otras bandas más fuertes sonando al mismo tiempo, todo a las apuradas, sin tiempo para probar y ni casi para tocar. Así que esta vez llegamos a River con los pies en la tierra. Sin embargo, concientes del hecho de tocar en un lugar simbólicamente tan fuerte fue conmovedor. Y también fue conmovedor ver cómo la gente se acercaba a escucharnos, hasta armar, como dijimos, un "rivercito" en pleno campo.
También fue inolvidable ver cómo la gente que estaba adelante se acercaba en grupo para vernos cuando tocábamos Llueve, nuestro segundo corte de difusión. Fue un show breve pero muy intenso, cinco temas muy ensayados, la banda tranquila y feliz, disfrutando el hecho de tocar en el patio de atrás de el estadio más importante del país, con una muy cálida recepción de la gente. El final, con el público aplaudiendo y cantando "ni siquiera entre tus brazos" fue inolvidable, y nos dejó la sensación de que si las cosas siguen este rumbo, no faltará mucho para poder cumplir el sueño de saltar al escenario principal.
